viernes, 3 de julio de 2009

MICROCREDITO CONTRA LA POBREZA....continuación

A colombia el microcrédito llegó mas o menos por el mismo tiempo que empezó su desarrollo en el resto del mundo. En la década de los 70 se crearon organizaciones privadas sin ánimo de lucro para atender con crédito a los microempresarios. Entre estasas etas entidades podemos mencionar Microempresas de Antioquia, Actuar Famiempresas, Fundación Mario Santodomingo.

Estas entidades, genéricamente denominadas Instituciones Microfinancieras, IMF, eran patrocinadas por empresarios nacionales y recibían aportes de ONGs internacionales dedicadas a promover las microfinanzas en todo el mundo. Las IMF colombianas han realizado un excelente trabajo apoyando con crédito a los microempreasios del pais. Miles de ellos, micro, pequeños y medianos se han beneficiado de crédito y asesoria que de otra manera no hubieran conseguido. Su influencia ha sido enorme en el desarrollo del pais dado que la micro, pequeña y mediana empresa sostiene el 80% del empleo formal que ofrece nuestro aparato productivo. Esos empresarios nunca hubieran obtenido atención de los bancos tradicionales.

Fué la perseverancia de estas entidades en su misión de apoyar con crédito a los microempresarios, lo que con el tiempo llamó la atención del gobierno que se percató de la importancia las micro, pequeñas y medianas empresas y del fundamental papel que desempeñan en el desarrollo del pais. Así, desde 1990 el estado colombiano definió políticas de promoción y apoyo al emprendimiento y a las PYMES.

Sin embargo, aunque estas IMF realizan un excelente trabajo atendiendo a los empresarios chicos, su cobertura todavía es reducida llegan a una parte muy pequeña de la población y no ofrecen acceso al crédito a los mas pobres. Esta población, los estratos 0, 1 y 2 hoy sigue practicamente desatendida en cuestión de acceso al crédito. Su único recurso sigue siendo el usurero, el "gota a gota". Sus posibilidades de progreso son menores que cero ya que, aunque tengan ideas de negocios, no consiguen el capital para desarrollarlas, o lo consiguen a unos intereses tan altos, que no vale la pena intentarlo. El agiotista se queda con la ganancia.